El culto desmedido que rinde la sociedad moderna a la
belleza corporal, la sexualización de los senos maternos, la inserción de
la mujer al mercado laboral, la agitada vida de la ciudad, y los
prejuicios culturales, son barreras que privan al bebé de la lactancia materna.
Algunas de esas falsas creencias o prejuicios son:
1- “La lactancia hace que se caigan los senos”. Es una
falacia de la sabiduría popular.
La pérdida de elasticidad de la piel se debe
principalmente a la predisposición genética, y se produce con el embarazo,
aún cuando no se lacte; o si la madre no usa un brasier adecuado.
2-"Tengo que volver a trabajar"
Hay muchas maneras de combinar trabajo y lactancia:
teniendo al bebé cerca para amamantarlo, o extrayendo la
leche y enviándola para que le sea dada al bebé en ausencia de la madre.
3- “No produzco suficiente leche porque mis pechos son muy
chicos (o grandes)"
El tamaño de los pechos no tiene nada que ver con la
producción de leche.
El principal estímulo para la producción de leche es el
deseo de lactar; y esto debe hacerse en un ambiente
tranquilo, confortable, y sin ningún estrés.
La madre que lacta debe estar bien hidratada,
tomando suficiente cantidad de líquidos (1 litro de leche al día, 8-10
vasos de agua, y jugos de frutas frescas); consumiendo cárnicos, frutas y
verduras.
4- "Me duelen los senos"
Esto puede ocurrir si el bebé no está en la posición
correcta.
Amamantar es una habilidad que se aprende. Se necesita un
poco de tiempo para que el bebé y la mamá se perfeccionen en el arte de
amamantar.
5- “Si apenas 6 semanas bastan, entonces, ¿para qué dar el
seno?”
La lactancia materna beneficia a la mamá y al bebé,
durante todo el tiempo que se practique. UNICEF y las sociedades
profesionales de pediatras, recomiendan lactancia exclusiva (sin agua
azucarada, fórmula o sólidos) desde los primeros minutos de vida, y hasta
los seis meses de edad, continuando luego, durante por lo menos el primer
año de vida.
La Organización Mundial de la Salud recomienda amamantar
por lo menos dos años.
¡Lactar es la más sublime expresión del amor materno!
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