Las bebidas
energéticas o ergogénicas son mezclas de diversas substancias estimulantes,
tales como: cafeína, taurina, hidratos de carbono (glucuronolactona, azúcar), vitaminas
y extractos de plantas medicinales, como
ginseng y guaraná. Su consumo se ha incrementado en los últimos años, tanto en
los deportistas y ejecutivos para aumentar la resistencia física; y en la
población estudiantil joven, para mantenerse alerta y mejorar el aprendizaje.
Una lata de bebida energética
("energetic drink") contiene una
dosis de cafeína equivalente, aproximadamente, a la de cuatro tazas de café filtrado, o dos
expresos, a casi cuatro latas de cola o, según el Comité de Toxicología
del Reino Unido, a seis tazas de té (alrededor de 300 mg). Estas bebidas no se deben
mezclar con alcohol, debido a que pueden provocar efectos indeseables, como
alteraciones cardiovasculares, taquicardia, palpitaciones o aumento de la
presión arterial, insomnio, nerviosismo y falta de coordinación motora. Los
consumidores pueden emborracharse sin tener conciencia de esto. Según una
encuesta nacional realizada en Canada en una población de jóvenes y adultos jóvenes
(Hammond D y col., 2017, "Canadian Median Association Journal"),
alrededor de la mitad (55%) de la población consumidora de bebidas energéticas, reportó haber experimentado algún evento adverso, comparado con un
tercio entre los consumidores de café (36%). Los
principales efectos adversos de las bebidas energéticas fueron:
nerviosismo o agitación
(27%), dificultad para dormir (24%), taquicardia (25%), pérdida repentina de la energía después de sentirse muy despiertos
y llenos de energía (23%), y dolor de cabeza (18%). No obstante, los autores
del estudio reportan que hubo dificultad para determinar la causa de los síntomas. Francia
y Dinamarca prohibieron el consumo del Red Bull, una bebida peligrosa (muy
consumida en la actualidad), constituida por una mezcla de vitaminas y glucuronolactona,
un químico altamente peligroso desarrollado por el Departamento de
Defensa de los Estados Unidos durante los años 60, para estimular la moral
de las tropas invasoras en Vietnam, al actuar como una droga alucinógena para calmar
el estrés de la guerra. Pero sus efectos en el organismo fueron tan
devastadores, que esta bebida fue descontinuada, ante el alto índice de casos de migrañas, tumores cerebrales y enfermedades del hígado, entre los
soldados que la consumieron.
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