¿Qué relación existe entre obesidad e hipertensión arterial?

El sobrepeso y la obesidad en niños y adultos continúa aumentando alrededor del mundo; y constituye un problema de salud pública importante debido a su asociación con enfermedades cardiovasculares, aumento de los lípidos (colesterol y triglicéridos) y diabetes (Susic D. y Varagic J; Med Clin N Am 101, 2017). 

La asociación entre sobrepeso / obesidad e hipertensión arterial en los niños, puede persistir aún en la edad adulta. El Estudio del Corazón de Framingham sugiere que el 78% de la hipertensión esencial en los hombres y el 65% en las mujeres está ligada a la ganancia de peso (Garrison y col, Prev.Med. 1987). La obesidad es un fuerte factor de riesgo para la progresión de la prehipertensión hasta hipertensión severa. Por lo tanto, para prevenir la hipertensión es importante mantener un índice de masa corporal (IMC) por debajo de 25 kg/m2. 

La obesidad provoca aumento del volumen sanguíneo, y del gasto cardíaco (trabajo del corazón). También, hay mayor resistencia del flujo sanguíneo porque la sangre es más viscosa; y las paredes del ventrículo izquierdo son más gruesas, aumentando la presión arterial. Si estos pacientes, además, sufren de colesterol y/o triglicéridos elevados, diabetes mellitus, o aterosclerosis acelerada, tendrán mayor riesgo de insuficiencia coronaria, infarto del miocardio, arritmia cardíaca y muerte súbita. Los niños y adultos que consumen más sodio (sal), tendrán mayor riesgo de sufrir hipertensión, sobre todo, si son obesos o tienen sobrepeso (Yang y col. Pediatrics, 2012).
Otros factores asociados a hipertensión en los obesos son: aumento de la actividad nerviosa simpática en diferentes tejidos (riñón y músculo), disfunción renal (aumento de la filtración glomerular, mayor reabsorción y retención de sodio), alteraciones endocrinológicas (aumento de leptina y adiponectina por el tejido adiposo; resistencia a la insulina, aumento de angiotensina II y aldosterona), estrés oxidativo, inflamación e injuria vascular, debido al aumento de citoquinas proinflamatorias (factor de necrosis tumoral alfa, interleuquina-6 y especies reactivas de oxígeno). Por eso, para controlar la hipertensión, sobre todo en obesos, se recomienda: perder peso, aumentar la actividad física, y consumir menos sal. Además, se usa la dieta DASH (rica en frutas frescas, vegetales y lácteos descremados); siendo más efectiva en los obesos que en los normopesos (Appel y col. Hypertension, 2006).

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