La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir la lactosa consumida, debido a deficiencia de la enzima lactasa, producida en el intestino delgado, la cual es responsable de desdoblar la lactosa (principal azúcar de la leche) en glucosa y galactosa, que son, luego, absorbidos por el cuerpo.
La lactosa no digerida, atrae agua hacia el intestino provocando diarrea osmótica; y, su fermentación por las bacterias del intestino grueso, produce gases y substancias ácidas, que causan: cólicos, distensión abdominal, retortijones, calambres y enrojecimiento del área perianal. Se estima que 3/4 partes de la población mundial adulta sufre de intolerancia a la lactosa, siendo más frecuente en los envejecientes. En los países nórdicos (Suecia, Groenlandia y Noruega), la prevalencia es de apenas un 5% de la población adulta; mientras que en algunas tribus africanas, afecta hasta el 100% de la población.
En el 2010, una publicación de los Institutos Nacionales de Salud de los EE. UU. (NIH, por sus siglas en inglés), declara lo siguiente:
1- La intolerancia a la lactosa es un síndrome clínico real e importante, cuya prevalencia verdadera se desconoce.
2- La mayoría de los sujetos afectados son asintomáticos.
3- Muchos de los enfermos de intolerancia a la lactosa, real o percibida, evitan consumir lácteos e ingieren cantidades inadecuadas de calcio y vitamina D, lo cual puede predisponerlos a una menor acumulación ósea, osteoporosis y otros trastornos.
4- En sujetos con intolerancia a la lactosa, es necesario, a partir de la evidencia, realizar abordajes en la dieta –con y sin lácteos– y desarrollar estrategias con suplementos, a fin de garantizar el consumo adecuado de calcio y otros nutrimentos.
5- Se deberían desarrollar y validar programas educativos y abordajes para mejorar la alimentación y controlar los síntomas.
Los intolerantes a la lactosa no deben, necesariamente, excluir todos los productos lácteos de la dieta; ya que algunos pueden tolerar pequeñas cantidades de leche. El yogur con cultivos vivos suele ser tolerado, pues contiene bacterias productoras de lactasa; y algunos quesos duros o añejos contienen cantidades insignificantes de lactosa.
Pueden consumir, además, leche sin lactosa, o adicionar lactasa (comprimidos o gotas) a los lácteos; y considerar otras fuentes alimentarias de calcio: vegetales de hojas verdes, nueces, salmón y sardinas.
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