¿Existe algún alimento o suplemento nutricional especial para mejorar la función cerebral?



La capacidad para la retención y el desarrollo de las funciones cognitivas dependen de factores genéticos, ambientales y el estilo de vida:  calidad de la dieta, ejercicio regular, relaciones sociales saludables y estimulación mental desde la edad temprana.

Una alimentación de calidad mejora la plasticidad del cerebro: aumenta la función de las neuronas, estabiliza sus conexiones, promueve el nacimiento de nuevas neuronas y mejora su desarrollo o maduración. Sin embargo, es poco probable que un solo alimento o nutrimento sea suficiente para mantener las funciones cerebrales.

Cada día aparecen nuevas bebidas o suplementos vitamínicos, promovidos como "cocteles para la memoria" o productos anti-envejecimiento.  Pero, no existe una "pócima mágica" para mejorar la salud del cerebro; un órgano que, a pesar de ser pequeño (pesa 2-3% del peso corporal), utiliza 25% de todo el oxígeno y la glucosa que el cuerpo consume. La falta de glucosa (combustible energético preferido por las neuronas), a causa de un ayuno prolongado o un ejercicio físico intenso, provoca: dolor de cabeza, mareos, debilidad, convulsiones, pérdida del conocimiento, afectación de la memoria y del aprendizaje.

En el último Congreso Anual de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, siglas de su nombre en inglés), celebrado en mayo, 2016, el Dr. Drew Ramsey, profesor de psiquiatría clínica de la Universidad de Columbia (New York), presentó una escala de "alimentos para el cerebro", según su contenido de nutrimentos esenciales para el cerebro (NEC), útiles para el tratamiento y la prevención de la depresión. Estos nutrimentos son: ácidos grasos omega 3, magnesio, calcio, fibra y vitaminas B1, B9 (ácido fólico), B12, D y E. Los posibles mecanismos mediante los cuales estos nutrimentos pueden fortalecer la función cerebral son la estabilización de la membrana neuronal y los efectos antiinflamatorios.


Los NEC están presentes en leguminosas y cereales integrales; frutas, hortalizas de hojas verdes, frutos secos (nueces, maníes, almendras, semillas de cajuil) y aceites de semillas; aves de corral, huevos, carnes y vísceras sólidas (de animales alimentados con hierba y pasto); lácteos, pescados (salmón y sardina) y moluscos (pulpo, calamar, caracol). Actualmente, se están investigando sus efectos sobre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, la ansiedad y las adicciones.

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