Durante la noche el organismo continúa
trabajando en la digestión y asimilación de los alimentos consumidos en la
cena; y es por eso que, nuestra primera comida del día ha sido llamada desayuno
("romper el ayuno" o la falta de alimentos).
Existe un debate sobre si debemos o no
desayunar para perder peso. Por un lado, algunos sostienen que necesitamos
glucosa por la mañana, al despertar, para fortalecer nuestro cuerpo,
proporcionar energía al cerebro y reponer las reservas de energía (glucógeno)
agotadas durante el sueño.
En tal sentido, siempre se ha dicho que el
desayuno debe ser la principal comida del día, y no hay dudas de sus
beneficios, sobre todo, en los niños: mejora la memoria, la atención, el estado
de ánimo y el aprendizaje. Por otro lado, algunos científicos de la Universidad
de Cornell (Estados Unidos) consideran que omitir el desayuno algunos días de
la semana ayudaría a perder peso, ya que favorece la movilización de las
reservas corporales de grasa, con la producción de cetonas que calman el hambre
y disminuyen la ingesta de alimentos. No obstante, las embarazadas, los
diabéticos y aquellos atletas que tienen un esquema estructurado de
entrenamiento físico, siempre deben desayunar para mantener los niveles
sanguíneos de glucosa.
Entonces, saltar el desayuno, ¿es bueno o malo?
Depende. La respuesta real y concisa sería: ¡Comer solo cuando usted tiene
hambre, y dejar de comer cuando está satisfecho! No todas las personas sienten
hambre al levantarse. Un estudio reciente publicado en la Revista Americana de
Nutrición Clínica ("American Journal of Clinical Nutrition") sugiere
que no siempre el desayuno es imprescindible para perder peso exitosamente.
Así, quienes ven las comidas como una recompensa o placer, continúan comiendo,
aunque su estómago esté lleno, y si desayunan ganan peso; sobre todo, si
consumen alimentos refinados (panes, cereales, papas, bizcocho, mermeladas y
jugos azucarados); ya que, estos alimentos aumentan rápidamente la glucemia, y
estimulan una mayor secreción de insulina por el páncreas, favoreciendo la
captación de glucosa por las células.
Esto causa hipoglucemia y hambre. Entonces, no
siempre “desayunar como un rey" es beneficioso. Depende de lo que comamos.
Desayunemos con cereales integrales y alimentos proteicos (lácteos descremados,
huevo, nueces, pescado) con frutas y/o vegetales.
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