Siempre se ha dicho que las personas que
"no mastican bien los alimentos" o comen deprisa tienen tendencia a
ser obesos. Esto se debe a que el centro cerebral de la saciedad no tiene
tiempo de activarse, debido a que la saciedad ocurre cuando masticamos cada
bocado, unas 25 veces o más.
Si comemos muy rápido, el cuerpo no pasa por todo
el proceso natural de señalización del apetito ni ocurre una digestión
apropiada. Por consiguiente, a la hora de comer, lo mejor es tomarlo con calma,
al estilo mediterráneo tradicional; donde la alimentación, además de ser
saludable (pescado, nueces, cereales integrales, vino tinto, frutas y verduras,
aceite de oliva, aves pocas veces a la semana, y carne de res pocas veces al
mes), se practica en un ambiente familiar relajado, acompañada de una
conversación de sobremesa, la siesta, y "mucha suela de zapatos".
Debemos masticar los alimentos hasta que estén
bien licuados o hayan perdido su textura, antes de tragarlos. Estudios previos
demuestran que comer más lentamente y masticar más los alimentos conduce a un
menor consumo, mejora la absorción intestinal de los nutrimentos, regula el
apetito y aumenta la saciedad.
Además de ayudar a "controlar el tamaño de
las porciones", masticar bien los alimentos tiene otros beneficios:
1.- Envía señales vitales al cuerpo, preparándolo
para la digestión: estimula la secreción de hormonas (insulina,
colecistoquinina, gastrina, etc.) y activa los receptores del sabor; prepara el
revestimiento del estómago para la secreción del ácido clorhídrico, y el
páncreas para la secreción de enzimas y bicarbonato.
2.- Los alimentos se exponen más a la saliva,
un líquido viscoso que contiene amilasa salivar (enzima que digiere 30% del
almidón); y ayuda a lubricar los alimentos, facilitando su paso a través del
esófago, hasta llegar al estómago.
3.- La saliva segregada durante la masticación
relaja el píloro, un músculo de la base del estómago, encargado de controlar la
salida de los alimentos hacia el intestino delgado.
4.- Fortalece los dientes y la mandíbula;
previene la formación de placas y la caries dental.
5.- Finalmente, la masticación limita la
llegada al intestino de bacterias transmitidas por los alimentos, evitando así,
problemas digestivos: producción de gases, distensión abdominal, estreñimiento
y calambres.
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