La Sociedad Americana
del Cáncer en sus últimas "Guías sobre Nutrición y Actividad Física para
la Prevención del Cáncer" (año 2012, revisadas 5- febrero, 2016) declara
que: "La soya contiene varios fitoquímicos, incluyendo las isoflavonas
(con actividad estrogénica débil), que pueden proteger contra los cánceres
dependientes de estrógenos, porque bloquean su acción. El consumo de los
alimentos derivados de la soya, como el tofú, se asocia con menor riesgo de
padecer cánceres de mama, próstata o del endometrio (capa del útero) y otros
tipos de cánceres". A pesar de que algunas substancias de la soya podrían
proteger contra los cánceres de endometrio, ovarios, colorrectal, próstata y
otros, no existen suficientes evidencias que lo apoyen. La soya contiene ácidos
fenólicos, esfingolípidos y antioxidantes, substancias con propiedades
potenciales para detener la expansión de las células cancerosas.
Según el "Estudio
de Salud de la Mujeres de Shangai" (International Journal of Cancer, 2016,
vol. 139), unas 70, 578 mujeres, de 40-60 años de edad, fueron seguidas por 13
años; y quienes consumieron más soya durante la adolescencia y la adultez
temprana, tuvieron una disminución de aproximadamente 60% en el riesgo de
sufrir cáncer de mama premenopáusico, comparadas con las de menor ingesta. El
consumo en la adultez redujo el riesgo de cáncer en la posmenopausia en un 37%,
solo cuando hubo un bajo consumo durante la adolescencia.
Muchas mujeres
sobrevivientes de cáncer de mama no consumen soya, por temor a una recurrencia;
pero las evidencias sugieren que la soya es segura si se consume en cantidades
similares a la dieta asiática típica (1-3 servicios de soya al día). Pero deben
evitarse los concentrados de soya (polvos o suplementos), porque podrían
aumentar el riesgo de cáncer.
Una investigación en
mujeres estadounidenses y chinas, sobrevivientes de cáncer de mama, reveló que
el consumo de soya disminuye el riesgo de recurrencia. El consumo de soya en
las mujeres con cáncer de mama parece ser seguro; pues la mayoría de los
estudios reportan una disminución de 21% en la recurrencia, si se consume
suficiente soya; y una reducción de 15% en la mortalidad ("Journal of
Family Practice" Octubre, 2015, vol 64).
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