Autor: Dr. Jimmy Barranco, Nutriólogo Clínico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda iniciar la lactancia materna en la primera hora después del nacimiento, y la LM exclusiva durante los seis primeros meses.
A partir de esta edad la LM es insuficiente, por lo que debe introducirse la alimentación complementaria (alimento no lácteo sólido, semisólido o blando) y hasta los 2 años, junto con la propia leche materna; asegurando, así, un crecimiento y un desarrollo óptimo del lactante.
La LM en la alimentación infantil es superior a cualquier otro sustituto posible, no solo en el aspecto biológico de la nutrición, sino también desde un punto de vista psicológico y emocional. Además, la leche materna contiene factores de crecimiento, inmunoglobulinas, citoquinas, compuestos antimicrobianos, y bacterias beneficiosas (bifidobacterias y lactobacilos) que colonizan el colon.
Según la OMS la LM disminuye el riesgo de sobrepeso en niños y adolescentes en un 23 %, en comparación con quienes reciben leche de fórmula.
Un estudio realizado en Japón en más de 41 mil niños reveló que quienes fueron alimentados con lactancia mixta y leche materna exclusiva tuvieron un menor Índice de Masa Corporal (peso corporal en kilogramos sobre el cuadrado de la estatura en metros) a la edad de 8 años, frente a los que fueron alimentados exclusivamente con fórmula (Jwa SC: revista Obesity; junio, 2014).
La leche materna contiene ciertas hormonas que influyen en el metabolismo y el desarrollo corporal, tales como: leptina, grelina, adiponectina, resistina y obestatina. La leptina, sintetizada en tejido adiposo y glándulas mamarias, regula la ingesta alimentaria y el gasto energético, activando las señales de saciedad y disminuyendo la sensación de hambre.
Según Durmuş B. (Revista American Journal of Clinical Nutrition; marzo 2014) la disminución de la LM y la introducción temprana de la alimentación complementaria se asocian con sobrepeso y obesidad visceral (grasa abdominal); sin negar la influencia de factores sociodemográficos y estilos de vida poco saludables.
La obesidad infantil aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2, asma, problemas músculo-esqueléticos, trastornos del sueño, hipertensión, estrés y baja autoestima. Se estima que el 80% de los niños obesos presentará obesidad en la edad adulta.
¡La lactancia materna es la más dulce y sublime expresión del amor materno!
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda iniciar la lactancia materna en la primera hora después del nacimiento, y la LM exclusiva durante los seis primeros meses.
A partir de esta edad la LM es insuficiente, por lo que debe introducirse la alimentación complementaria (alimento no lácteo sólido, semisólido o blando) y hasta los 2 años, junto con la propia leche materna; asegurando, así, un crecimiento y un desarrollo óptimo del lactante.
La LM en la alimentación infantil es superior a cualquier otro sustituto posible, no solo en el aspecto biológico de la nutrición, sino también desde un punto de vista psicológico y emocional. Además, la leche materna contiene factores de crecimiento, inmunoglobulinas, citoquinas, compuestos antimicrobianos, y bacterias beneficiosas (bifidobacterias y lactobacilos) que colonizan el colon.
Según la OMS la LM disminuye el riesgo de sobrepeso en niños y adolescentes en un 23 %, en comparación con quienes reciben leche de fórmula.
Un estudio realizado en Japón en más de 41 mil niños reveló que quienes fueron alimentados con lactancia mixta y leche materna exclusiva tuvieron un menor Índice de Masa Corporal (peso corporal en kilogramos sobre el cuadrado de la estatura en metros) a la edad de 8 años, frente a los que fueron alimentados exclusivamente con fórmula (Jwa SC: revista Obesity; junio, 2014).
La leche materna contiene ciertas hormonas que influyen en el metabolismo y el desarrollo corporal, tales como: leptina, grelina, adiponectina, resistina y obestatina. La leptina, sintetizada en tejido adiposo y glándulas mamarias, regula la ingesta alimentaria y el gasto energético, activando las señales de saciedad y disminuyendo la sensación de hambre.
Según Durmuş B. (Revista American Journal of Clinical Nutrition; marzo 2014) la disminución de la LM y la introducción temprana de la alimentación complementaria se asocian con sobrepeso y obesidad visceral (grasa abdominal); sin negar la influencia de factores sociodemográficos y estilos de vida poco saludables.
La obesidad infantil aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2, asma, problemas músculo-esqueléticos, trastornos del sueño, hipertensión, estrés y baja autoestima. Se estima que el 80% de los niños obesos presentará obesidad en la edad adulta.
¡La lactancia materna es la más dulce y sublime expresión del amor materno!
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