Dr. Jimmy Barranco, Nutriólogo Clínico.
El aceite de coco ha sido satanizado por muchos años porque contiene 90% de grasa saturada,
la cual eleva los niveles del colesterol "malo" o LDL-colesterol,
aumentando el riesgo cardiovascular. Sin embargo, en la actualidad se promueve
ampliamente como un "elixir milagroso" que: reduce el riesgo
cardiovascular, favorece la pérdida de peso, es
energizante, disminuye los síntomas de la fatiga
crónica, mejora el
colon irritable y la enfermedad de Crohn.
Según el Dr. T. Jared Bunch, del Colegio Americano de Cardiología, el aceite de coco virgen
beneficia la salud
cardiovascular, porque al obtenerse mediante extracción húmeda de la leche de
coco y sin refinamiento, conserva sus fenoles y antioxidantes (substancias que
se pierden durante la extracción y procesamiento a partir de la pulpa del coco seco).
Estos antioxidantes (flavonoides y polifenoles) protegen al corazón y a las arterias del daño causado por los radicales libres
(formación de placas ateromatosas),
disminuyendo así el riesgo de
padecer hipertensión arterial,
enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca.
El aceite de coco contiene ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, los cuales
disminuyen el colesterol-LDL y los triglicéridos; contiene la enzima lipoproteín-lipasa, encargada de remover los triglicéridos desde la sangre hacia los tejidos;
y además, este aceite
ayuda a digerir las grasas al estimular
la secreción de bilis.
Según el Dr. Walter C.
Willett de la Escuela de Salud Pública de Harvard, aunque el aceite de coco contiene 90% de grasa
saturada, el 70% son triglicéridos de cadena media (TCM) y más de la mitad corresponde al ácido láurico, una substancia capaz de aumentar los niveles de
colesterol-HDL o colesterol "bueno".
El ácido láurico, además, estimula el sistema inmunológico e inhibe el crecimiento de virus, bacterias, protozoos,
hongos y levaduras.
Algunos estudios clínicos sugieren que el aceite de coco pudiera reducir el riesgo de
padecer enfermedad de Alzheimer, porque disminuye el colesterol-LDL, la
presión arterial sistólica y la resistencia a la insulina; y
además, sus TCM mejoran
la capacidad cognitiva (British
Journal of Nutrition 2015, 114, 1–14).
Hasta el momento, se requieren nuevas investigaciones científicas que confirmen los beneficios
potenciales del aceite de coco; pero las evidencias sugieren que realmente… ¡no es un villano!
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