Los Soplos Cardíacos del Niño



Los soplos cardíacos son muy frecuentes en los niños de cualquier edad. El soplo cardíaco es un ruido, como si usted soplara, que escucha el médico que examina al niño aplicando el estetoscopio sobre el área cardíaca del pecho, es decir, sobre la parte anterior e izquierda del tórax. Este ruido de soplo se escucha en medio de los dos sonidos normales del corazón.

Los soplos cardíacos como todo sonido, tienen tono, timbre, localización e intensidad. El arte de la auscultación, que aprende el médico a lo largo de su carrera, permite evaluar la existencia de un soplo, localizarlo con respecto al área del corazón de donde proviene, determinar en qué momento del ciclo cardíaco se produce. Sistólico cuando el corazón bombea la sangre o diastólico cuando el corazón recibe la sangre que va a bombear, y finalmente la auscultación permite distinguir la importancia del soplo en la salud del niño.

El estetoscopio es, por decirlo así, un símbolo del médico. Un objeto que lo caracteriza y distingue. Es por tanto imprescindible que sepamos y aprendamos a conocer la información que nos facilita.

Desde Laennec que en 1816 usó un tubo ancho y corto para aproximar al oído los ruidos y soplos cardíacos, hasta hoy que disponemos de métodos sofisticados y de avanzada tecnología para recoger, amplificar y graficar los ruidos cardíacos. La auscultación es una técnica pero también es un arte.

Los soplos cardíacos se dividen en dos grandes categorías:

1- Los llamados “Soplos inocentes o funcionales” que son soplos sin importancia en la salud del niño. Se originan a cualquier edad y desaparecen meses o años más tarde, de manera espontánea. Se deben a turbulencias o remolinos que hace la sangre cuando atraviesa una estructura de un corazón completamente sano. 

Estos soplos son tan frecuentes que hasta un 25% de los niños tendrá un soplo funcional en algún momento de su vida. Para decir que un soplo es inocente o funcional, todos los exámenes y estudios realizados deben ser normales. Estos soplos no necesitan tratamiento alguno, desaparecen espontáneamente y no es necesario limitar la actividad física o deportiva del niño.

2- Los llamados “Soplos orgánicos” producidos por una lesión orgánica en el corazón, sea por un defecto cardíaco congénito o por una lesión adquirida durante la vida del niño.
Estos soplos sí tienen importancia; deberían ser sometidos a una evaluación exhaustiva por el cardiólogo pediatra, para determinar el grado de importancia de la lesión que lo produce y la repercusión sobre la salud del niño.

Las cardiopatías congénitas (defectos cardiacos de nacimiento) ocupan el primer lugar dentro de las patologías cardiovasculares del niño. La frecuencia de las cardiopatías congénitas no ha variado por muchos años. Se mantiene una incidencia de 8-10 casos de cardiopatía congénita por cada 1000 recién nacidos vivos. Si se incluye la válvula aortica bicúspide (de dos hojas en vez de tres) y el prolapso de la válvula mitral, la incidencia es mucho mayor.

A la tasa de natalidad prevaleciente en República Dominicana alrededor de 207 mil nacimientos por año, es de esperar que 1650 niños nazcan con una cardiopatía congénita anualmente. Un total de 800 requiere de algún tipo de tratamiento o intervención en la niñez. Unos 400 casos requieren por su gravedad intervención en el primer año de la vida.

La presencia de un soplo cardíaco puede sugerir una cardiopatía congénita. No todas las cardiopatías congénitas producen soplo cardíaco. Los defectos más severos, con disminución de la oxigenación (cianosis) no producen soplos en muchas ocasiones.


Un niño lactante que tenga dificultad para alimentarse, que respire rápido y forzado y sude con facilidad es muy probable que esté en fallo cardíaco y si se acompaña de soplo, tendrá muy probablemente una cardiopatía congénita.

La presencia de un soplo cardíaco asociado con fallo cardíaco o con pobre oxigenación de la sangre, sugieren fuertemente la presencia de un problema cardíaco importante en el niño.
Un soplo cardíaco detectado en un niño debe ser sometido a una evaluación completa por un cardiólogo pediatra, para determinar si es funcional o inocente o si es de origen orgánico producido por una lesión cardíaca.

La evaluación de un soplo cardíaco requiere varios pasos imprescindibles, a saber:


  1. Una historia clínica completa
  2. Un exámen físico detallado
  3. Un electrocardiograma
  4. Una radiografía de tórax y
  5. Un eco cardiograma Doppler a Color.

Todos los pasos son necesarios, uno solo de ellos no es suficiente para un diagnóstico final.
La auscultación de un soplo cardíaco en un niño obliga a que analicemos su grado de intensidad (1 a 6), tiempo en el ciclo cardíaco (sistólico o diastólico), localización, transmisión y su cualidad (musical, vibratorio, soplante, etc).

En resumen: la mayoría de los soplos en niños no tienen una significación patológica y muchos se relacionan con incrementos fisiológicos en la velocidad del flujo sanguíneo, tal es el caso de los llamados soplos funcionales o inocentes de frecuente aparición en la niñez.

En otros casos, un soplo cardíaco puede ser un dato importante en ocasiones característico de ciertas cardiopatías congénitas como una estenosis congénita de la válvula pulmonar o una comunicación interventricular (CIV), aun en ausencia de síntomas cardíacos.

La interpretación correcta de un soplo cardíaco puede facilitar la toma de decisiones importantes para la salud del niño. Tales decisiones implican entre otras:


  1. La necesidad de profilaxis antibiótica para endocarditis (infección del corazón).
  2. Profilaxis antibiótica para fiebre reumática (causa de soplo por afectar las válvulas cardíacas)
  3. Restricción de actividad física
  4. Necesidad de una valoración cardiológica más completa (cateterismo cardiaco, angio tomografía cardíaca. etc. 
  5. Evaluación del riesgo de cirugía no cardíaca (evaluaciones cardiovasculares pre-cirugía)  

Dr. Joaquín Mendoza Estrada
Cardiólogo Pediatra

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